
Kaspar-Williams comenzó su cambio en 2014 después de darse cuenta de que era transgénero en 2011. Si bien se sometió a una cirugía superior, decidió no someterse a procedimientos en la parte inferior del cuerpo. La experiencia del embarazo y el parto fue a la vez gratificante y difícil para Kaspar-Williams. Estaba particularmente desanimado por la persistente confusión de género del personal médico, que ignoraba su identidad de género.
Aunque Kaspar-Williams manifestó claramente su género en los formularios médicos, el personal de enfermería siguió identificándolo con el género incorrecto durante las interacciones. Esta experiencia puso de relieve la lucha continua por el reconocimiento de que el parto y la identidad de género no están intrínsecamente vinculados.
Kaspar-Williams expresó su angustia por haber sido identificado con el género incorrecto durante el parto, enfatizando la necesidad de separar los conceptos de feminidad y maternidad. Compartió sus frustraciones con el New York Post, explicando la incomodidad que sintió cuando lo llamaron “mamá” a pesar de indicar “varón” en los documentos médicos.
“Nadie puede saber realmente si es posible tener hijos hasta que lo intente; nacer con un útero no hace que concebir o gestar sea una certeza”, dijo Kaspar-Williams. “Es por eso que es tan importante que rompamos con la definición de ‘feminidad’ en términos de ‘maternidad’, porque es una falsa equivalencia que todas las mujeres pueden convertirse en madres, que todas las madres gestan a sus hijos, o que todas las personas que gestan hijos son madres”.
Al elegir embarcarse en su viaje de embarazo después de separar los conceptos de funciones corporales de la identidad de género, la historia de Kaspar-Williams subraya las complejidades de la identidad y la importancia vital de respetar la autoidentificación de las personas.
La experiencia de Kaspar-Williams es un duro recordatorio de la necesidad de una mayor conciencia y sensibilidad en los entornos médicos. A medida que la sociedad evoluciona, también debe evolucionar nuestra comprensión y respeto por la diversidad de género. Al honrar los pronombres y nombres elegidos por las personas, damos un paso significativo hacia un mundo más inclusivo y respetuoso.
Su viaje a través del embarazo y el parto sirve como un poderoso ejemplo de la necesidad de un cambio en la forma en que percibimos y abordamos el género en varios aspectos de la vida, especialmente en áreas críticas como la atención médica. Esta historia no se trata solo de la experiencia de una persona, sino de las implicaciones más amplias de cómo tratamos y respetamos las identidades de los demás en todos los ámbitos de la vida.